Mi esposo fue el amor de mi vida. Lo perdí hace un año en un accidente automovilístico. Estuvimos juntos durante 15 años. Sé sin duda que mi esposo me amaba, pero durante nuestro matrimonio él tuvo varias aventuras. Siempre se arrepintió de sus indiscreciones y luego me colmaba de regalos y vacaciones.

Pude perdonarlo por todos sus asuntos excepto el último. Fue con una vieja de nuestra iglesia, y esa situación estuvo a punto de acabar con nuestro matrimonio. De hecho, le dije que termináramos. Me rogó que cambiara de opinión y juró que esta era la última vez. Acepté quedarme, pero las cosas nunca fueron iguales. Dejamos nuestra iglesia debido a mi vergüenza por su aventura, así que nos alejamos de nuestros amigos.

El asunto es que, desde su fallecimiento, me he enfadado mucho de nuevo. Estoy furiosa con él por este problema y sueño con darle unas buenas “cachetadas” a esa «señora de la Iglesia». ¿Cómo dejo ir este enojo para poder llorar la pérdida de mi esposo y recordar el amor y los buenos momentos que compartimos en lugar de este desagradable tema?

María Dolores.

Querida, María Dolores, me alegro de que te hayas desfogado escribiendo esta carta. Es importante que te des la oportunidad de desahogar tus sentimientos. Una forma constructiva de hacerlo sería hablar con un terapeuta licenciado o con un consejero espiritual. ¿Alguna vez discutió la razón por la que dejó la iglesia que amaba con el pastor de allí? Si no lo hizo, tal vez ahora pueda abordar el tema y volver a comenzar.

También mencionaste que, al irte, dejaste valiosas amistades. Puede que sea el momento de renovarlos. Y por favor, deja de sentirte avergonzada por la transgresión de tu esposo. Era débil y humano, y cuanto antes puedas aceptar eso, tu ira disminuyendo.