El viejo molle

Llega el fin de semana y el parque infantil de ciudad Satélite se apresta a recibir a los niños de diferentes edades que acuden con sus padres para divertirse y disfrutar de los pocos juegos que tiene.
Columpios, sube y baja, puentes, toboganes, túneles, rodillos, entre otros.
Pero, además, hay plantas en un terreno seco y que con evidencia que a gritos pide agua y mayor cuidado por parte de los encargados del parque.
Allí están las persianas, las lenguas de suegra, las sábilas, los sauces, laureles, los cactus, los cocoteros, el papelillo, entre otras especies que son parte del atractivo del parque infantil.
El más serio y bien plantado, es el viejo molle, que está en una esquina en el lado del ingreso al parque, que está cercado con una reja de fierro oxidado y la poca pintura que se le ve esta desteñida por el sol y la antigüedad del pintado.
A pesar de lo descuidado en el que se encuentra el parque, es lindo, en el que se encuentra el viejo molle que es muy atractivo para los niños se suben a él porque su tallo es grueso y tiene como unos caminos, por donde suben los pequeños. Los niños suben y bajan, y el viejo árbol, siente que lastiman su corteza y eso le fastidia al molle, porque por la falta de agua, tarda en regenerarse.
Al costado del viejo molle, han crecido otros molles y están más jóvenes, además de algunos sauces y otros árboles que siguen creciendo.
Cuando cae la tarde y los visitantes se retiran, el vigilante cierra las puertas y se encendían las luces, todos los árboles y la vegetación del parque siente una soledad, tranquilidad y paz, y entonces, empieza un diálogo en donde se cuentan lo que les ha ocurrido en el día de visita.
El viejo molle, respiraba profundo en la hora del descanso por la paz y tranquilidad que sentían, sin que nadie les moles o que se trepen a él, lastimando su corteza. Se trata de un sosiego muy satisfactorio.
Por fin dejan de pisotear mi vieja corteza. Todos los niños me utilizan para jugar, incluso algunos adultos-se quejaba el molle que les hablaba a los demás árboles que estaban a su alrededor.
Sin embargo, a ustedes nadie los toca y están siempre felices moviendo sus ramas, aun cuando son más jóvenes y tienen más energía que yo, les decía a sus colegas los molles que tenía alrededor y a los sauces.
-Si pues-le dice el más cercano, lo que pasa es que tú tienes unas curvaturas que son apropiadas para que los niños y adultos lo utilicen para caminar o sentarse y tomarse fotos, incluso, le dice el sauce que está también alrededor.
-Claro, pero no es justo-respondía el viejo árbol.
-Cómo a ustedes no suben y bajan como lo hacen conmigo-, replicaba.
Otro de los jóvenes molles, respondió. -Pero es que nosotros no tenemos las curvaturas que tú tienes y mucho menos la experiencia. Por eso es que los niños y adultos te prefieren. A mí me gustaría que vengan los niños y se trepen sobre mí, pero no les soy atractivo, siguió diciendo el molle joven. Ojalá que algún día tengamos esa suerte de ser el preferido por todos y se tomen fotos con nosotros, terminó diciendo.
Si, si, si, dijeron los demás, incluso el sauce se unió. Por eso debes de sentirte orgulloso porque eres el preferido. Aunque mal atendidos con agua y nutrientes, pero eres firme y estás bien plantado, aún con los años que tienes, y de eso nos sentimos orgullosos todos, le dijo otro de los jóvenes que estaba cerca.
-Si claro. Tienen razón y yo me quejo de ello. Pero si no me agrada que, nos descuiden con el agua y los abonos, además, de hablarnos cosas bonitas, porque somos seres vivos que servimos a la humanidad y aun así no tienen esas consideraciones, se expresó el veterano árbol con mucha justicia.
Ahora descansemos todos que mañana será otro día, terminó diciendo el lindo árbol y todos descansaron en la hermosura de la noche y la riqueza del aire que les llega y hace ondear sus ramas, en señal de alegría y satisfacción.

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