Un año en Arizona Jorge Mendoza Yescas, Cónsul General de México

Por: Jorge Mendoza Yescas.

Se cumplió ya un año de mi arribo a la ciudad de Phoenix, a fin de hacerme cargo de nuestro Consulado General en la ciudad. Fue a principios de marzo del año pasado que tuve el alto honor de ser nombrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como cónsul general en la circunscripción, la cual abarca los condados de Apache, Coconino, Gila, Mohave, Maricopa, Navajo y Yavapai. Tal nombramiento fue ratificado por el Senado de la República a finales de abril de ese mismo año. Para el 3 de junio de 2019 ya había tomado posesión, formalmente, de la oficina consular. 

Los nombramientos de cónsules generales para Norteamérica efectuados por esas fechas se dieron en el contexto de un cambio político en México, en el que la premisa para nosotros era –y es— procurar un acercamiento mayor y profundo de parte de las representaciones consulares mexicanas con las necesidades y sensibilidades de nuestras comunidades en Estados Unidos. Este postulado ha orientado mi labor y la del equipo consular.

Ha sido así que se flexibilizó y amplió la atención al público; que se emprendieron recorridos a todos los condados de la circunscripción a fin de sostener reuniones con nuestras comunidades por esos lares; que se implementó el programa “Puerta a Puerta”, con el que hemos percibido las necesidades de nuestra gente de primera mano, desde sus hogares. Con este programa también, huelga decir, se han descubierto verdaderos líderes comunitarios, sin agenda política específica más que la de servir a sus vecinos. El punto central de este esquema es colocar la interacción entre funcionario y connacional a la inversa, en el que quien tiene el control es éste, y que le permite a aquél descubrir las necesidades con más sensibilidad y apertura.   

La inesperada pandemia y obligada contingencia sanitaria del COVID-19 nos han obligado a modificar temporalmente los esquemas anteriores, sin por ellos olvidarnos ni desconocer nuestra premisa fundamental. De una u otra manera, el acercamiento continuará afianzándose.

Por otra parte, en el contexto político local, a mi arribo ya se percibían algunos cambios con respecto al terrible clima antiinmigrante de la primera y gran parte de la segunda década de este siglo. Aun cuando las funestas consecuencias en contra de nuestras comunidades persisten por causa de leyes como la denominada SB1070 (2010), y el tufo racista y antiinmigrante no deja de asomarse en muchos actos de autoridad, personajes políticos de la extrema derecha no controlan más los poderes legislativo y ejecutivo del estado, ni dirigen a quienes patrullan las calles arizonenses, las calles de nuestras comunidades. Situación, hay que decirlo, un poco a contrapelo con lo que ocurre en Washington, D.C.

Dentro de este ambiente de incipiente cambio político, fue que un valiente y honorable representante estatal del Partido Republicano emprendió una ardua labor legislativa a fin de obtener el reconocimiento de las matrículas consulares, de nueva cuenta, en Arizona. Tony Rivero, de padres mexicanos, sometió a principios de año la iniciativa HB2604, la cual obtuvo la aprobación del comité respectivo y, en una histórica votación de 41-19, fue aprobada por la Casa de Representantes. Su camino en el Senado estatal y hacía la promulgación se vio truncado, igual, por la pandemia. No obstante, así como la aprobación de la matrícula consular es cuestión de tiempo, lo es que otras disposiciones que afectan a nuestra comunidad se vean revertidas. Esperemos que ese reconocimiento a nuestra comunidad ocurra pronto.